domingo, 31 de octubre de 2010

Laudes - Domingo 31 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO DE LA SEMANA XXX

Propio. Salterio III 31 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia
dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
más grande que todos los dioses:

Tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros
su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén



Himno: CRISTO, EL SEÑOR

Cristo, el Señor, como la primavera, como una nueva aurora, resucitó. Cristo, nuestra Pascua, es nuestro rescate, nuestra salvación. Es grano en la tierra, muerto y florecido, tierno pan de amor. Se rompió el sepulcro, se movió la roca, y el fruto brotó. Dueño de la muerte, en el árbol grita su resurrección. Humilde en la tierra, Señor de los cielos, su cielo nos dio. Ábranse de gozo las puertas del Hombre, que al hombre salvó. Gloria para siempre al Cordero humilde que nos redimió. Amén.



SALMODIA

Ant. 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo:
no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor q
ue confiar en los magnates.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina. O

rdenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Aleluya.



Ant. 2.
Cantemos un himno al Señor nuestro Dios.
Aleluya.

Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Cantemos un himno al Señor nuestro Dios.
Aleluya.



Ant. 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.

Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Alabad al Señor por su inmensa grandeza.
Aleluya.



LECTURA BREVE Ez 36, 25-27

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.



RESPONSORIO BREVE

V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

V. Pregonando tus maravillas.

R. Invocando tu nombre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El publicano, quedándose a cierta distancia y sin levantar los ojos, se daba golpes de pecho e iba repitiendo: «¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador!»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
El publicano, quedándose a cierta distancia y sin levantar los ojos, se daba golpes de pecho e iba repitiendo: «¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador!»



PRECES

Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.

Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida.

Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.

No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal, antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.

Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir: Padre nuestro...



ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén. 
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viernes, 29 de octubre de 2010

Laudes - Viernes 29 de octubre de 2010

Laudes - Oración de la mañana

TIEMPO ORDINARIO



VIERNES DE LA SEMANA XXX



29 de Octubre del 2010



INVOCACIÓN INICIAL



V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO



Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.



Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA



Venid, aclamemos al Señor,

Demos vítores a la Roca que nos salva;

Entremos a su presencia dándole gracias,

Aclamándolo con cantos.



Porque el Señor es un Dios grande,

Soberano de todos los dioses:

Tiene en su mano las simas de la tierra,

Son suyas las cumbres de los montes;

Suyo es el mar, porque él lo hizo,

La tierra firme que modelaron sus manos.



Venid, postrémonos por tierra,

Bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

Y nosotros su pueblo,

El rebaño que él guía.



Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

Como el día de Masá en el desierto;

Cuando vuestros padres me pusieron a prueba

Y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.



Durante cuarenta años

Aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

Que no reconoce mi camino;

Por eso he jurado en mi cólera

Que no entrarán en mi descanso»



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos. Amén.



Himno: TE DOY GRACIAS SEÑOR.



Te doy gracias, Señor.

¡Tanto estabas enojado conmigo!

Tú eres un Dios de amor,

Y ahora soy tu amigo,

Te busco a cada instante y te persigo.



Eres tú mi consuelo,

Tú eres el Dios que salva y da la vida;

Eres todo el anhelo

De esta alma que va herida,

Ansiándote sin tasa ni medida.



En mi tierra desierta,

Tú de la salvación eres la fuente;

Eres el agua cierta

Que se vuelve torrente,

Y el corazón arrasa dulcemente.



¡Quiero escuchar tu canto!

¡Que tu Palabra abrase mi basura con alegría y llanto!

¡Que mi vida futura espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.



SALMODIA



Ant. 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.



Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO



Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

Por tu inmensa compasión borra mi culpa;

Lava del todo mi delito,

Limpia mi pecado.



Pues yo reconozco mi culpa,

Tengo siempre presente mi pecado:

Contra ti, contra ti solo pequé,

Cometí la maldad que aborreces.



En la sentencia tendrás razón,

En el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací,

Pecador me concibió mi madre.



Te gusta un corazón sincero,

Y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

Lávame: quedaré más blanco que la nieve.



Hazme oír el gozo y la alegría,

Que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

Borra en mí toda culpa.



¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,

Renuévame por dentro con espíritu firme;

No me arrojes lejos de tu rostro,

No me quites tu santo espíritu.



Devuélveme la alegría de tu salvación,

Afiánzame con espíritu generoso:

Enseñaré a los malvados tus caminos,

Los pecadores volverán a ti.



Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!

Y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

Y mi boca proclamará tu alabanza.



Los sacrificios no te satisfacen;

Si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:

Un corazón quebrantado y humillado

Tú no lo desprecias.



Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

Reconstruye las murallas de Jerusalén:

Entonces aceptarás los sacrificios rituales,

Ofrendas y holocaustos,

Sobre tu altar se inmolarán novillos.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos. Amén.



Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.



Ant. 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.



Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19.



¡Señor, he oído tu fama, me ha impresionado tu obra!

En medio de los años, realízala;

En medio de los años, manifiéstala;

En el terremoto acuérdate de la misericordia.



El Señor viene de Temán;

El Santo, del monte Farán:

Su resplandor eclipsa el cielo,

La tierra se llena de su alabanza;

Su brillo es como el día,

Su mano destella velando su poder.



Sales a salvar a tu pueblo,

A salvar a tu ungido;

Pisas el mar con tus caballos,

Revolviendo las aguas del océano.



Lo escuché y temblaron mis entrañas,

Al oírlo se estremecieron mis labios;

Me entró un escalofrío por los huesos,

Vacilaban mis piernas al andar.

Tranquilo espero el día de la angustia

Que sobreviene al pueblo que nos oprime.



Aunque la higuera no echa yemas

Y las viñas no tienen fruto,

Aunque el olivo olvida su aceituna

Y los campos no dan cosechas,

Aunque se acaban las ovejas del redil

Y no quedan vacas en el establo,

Yo exultaré con el Señor,

Me gloriaré en Dios mi salvador.



El Señor soberano es mi fuerza,

Él me da piernas de gacela

Y me hace caminar por las alturas.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos. Amén.



Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.



Ant. 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.



Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.



Glorifica al Señor, Jerusalén;

Alaba a tu Dios, Sión:

Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

Y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

Ha puesto paz en tus fronteras,

Te sacia con flor de harina.



Él envía su mensaje a la tierra,

Y su palabra corre veloz;

Manda la nieve como lana,

Esparce la escarcha como ceniza;



Hace caer el hielo como migajas

Y con el frío congela las aguas;

Envía una orden, y se derriten;

Sopla su aliento, y corren.



Anuncia su palabra a Jacob,

Sus decretos y mandatos a Israel;

Con ninguna nación obró así,

Ni les dio a conocer sus mandatos.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos. Amén.



Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.



LECTURA BREVE Ef. 2,13-16



Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos, judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al odio.



RESPONSORIO BREVE



V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.

R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.



V. Desde el cielo me enviará la salvación.

R. El Dios que hace tanto por mí.



V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.



CÁNTICO EVANGÉLICO



Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.



Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79



Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

Porque ha visitado y redimido a su pueblo.

Suscitándonos una fuerza de salvación

En la casa de David, su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo

Por boca de sus santos profetas:



Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

Y de la mano de todos los que nos odian;

Ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

Recordando su santa alianza

Y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.



Para concedernos que, libres de temor,

Arrancados de la mano de los enemigos,

Le sirvamos con santidad y justicia,

En su presencia, todos nuestros días.



Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

Porque irás delante del Señor

A preparar sus caminos,

Anunciando a su pueblo la salvación,

El perdón de sus pecados.



Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

Nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tiniebla

Y en sombra de muerte,

Para guiar nuestros pasos

Por el camino de la paz.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos. Amén.



Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.



PRECES



Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle con fe:



En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.



Tú que nos has dado la luz del nuevo día,

Concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.



Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,

Ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.



Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,

Haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.



Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,

Purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad de Dios.



Se pueden añadir algunas intenciones libres.



Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó Jesucristo:



Padre nuestro...



ORACIÓN



Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN



V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

jueves, 28 de octubre de 2010

Laudes - Jueves 28 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

JUEVES DE LA SEMANA XXX

Del Común de apóstoles

28 de octubre

SANTOS SIMÓN Y JUDAS, apóstoles. (FIESTA)

El nombre de Simón figura en undécimo lugar en la lista de los apóstoles. Lo único que sabemos de él es que nació en Caná y que se le daba el apodo de «Zelotes». Judas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la última cena preguntó al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo (Jn 14, 22).



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
mas grande que todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres
me pusieron a prueba y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén



Himno: VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.

Vosotros, que escuchasteis la llamada de viva voz que Cristo os dirigía, abrid nuestro vivir y nuestra alma al mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros, que invitados al banquete gustasteis el sabor del nuevo vino, llenad el vaso, del amor que ofrece, al sediento de Dios en su camino.
Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte de verle dar a muertos nueva vida, no dejéis que el pecado y que la muerte nos priven de la vida recibida.
Vosotros, que lo visteis ya glorioso, hecho Señor de gloria sempiterna, haced que nuestro amor conozca el gozo de vivir junto a él la vida eterna.
Amén.



SALMODIA

Ant. 1.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.



Ant. 2.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.



Ant. 3.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

Para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.



LECTURA BREVE Ef 2, 19-22

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.



RESPONSORIO BREVE

V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero y su lámpara es el Cordero.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero y su lámpara es el Cordero.



PRECES

Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo: El coro de los apóstoles te alaba, Señor.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de tu sangre: en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu palabra: por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia: por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la penitencia: por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro...



ORACIÓN

Dios nuestro, que quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos, por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a la fe en ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. 

miércoles, 27 de octubre de 2010

Laudes - Miercoles 27 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXX

De la feria. Salterio II 27 de octubre de 2010



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.


Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
más grande que todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres
me pusieron a prueba y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años me repugnó aquella generación ,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén



Himno: NACIDOS DE LA LUZ, HIJOS DEL DÍA.

Nacidos de la luz, hijos del día,
Vamos hacia el Señor de la mañana.
Su claridad disipa nuestras sombras
y alegra y regocija nuestras almas.

Que nuestro Dios, el Padre de la gloria,
nos libre para siempre del pecado,
y podamos así gozar la herencia
que nos legó en su Hijo muy amado.

Honor y gloria a Dios, Padre celeste,
por medio de su Hijo Jesucristo,
y al Don de toda luz, el Santo Espíritu,
que vive por los siglos de los siglos.
Amén.



SALMODIA

Ant. 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?

Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.

Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me oiga.

En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.

Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:

¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?

¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!

Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?

Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.

Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.

Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.

Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.

Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo,
como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant 1.
Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?



Ant. 2.
Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.

Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.

No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quién pesa las acciones.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos se marchita.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.

Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.

El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. 2.
Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.



Ant. 3.
El Señor reina, la tierra goza.

Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. 3.
El Señor reina, la tierra goza.



LECTURA BREVE Rm 8, 35. 37

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.



RESPONSORIO BREVE

V. Bendigo al Señor en todo momento.

R. Bendigo al Señor en todo momento.

V. Su alabanza está siempre en mi boca.

R. En todo momento.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Bendigo al Señor en todo momento.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.



PRECES

Oremos a nuestro Señor Jesucristo, que prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y digámosle confiados:
Escúchanos, Señor.

Quédate con nosotros, Señor, durante todo el día:
que la luz de tu gracia no conozca nunca el anochecer en nuestras vidas.

Que el trabajo de este día sea como una oblación sin defecto,
y que sea agradable a tus ojos.

Que en todas nuestras palabras y acciones
seamos hoy luz del mundo y sal de la tierra para cuantos nos traten.

Que la gracia del Espíritu Santo habite en nuestros corazones
y resplandezca en nuestras obras para que así permanezcamos en tu amor y en tu alabanza.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal:
Padre nuestro...

ORACIÓN

Envía, Señor, a nuestros corazones la abundancia de tu luz, para que, avanzando siempre por el camino de tus mandatos, nos veamos libres de todo error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. 

martes, 26 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

MARTES DE LA SEMANA XXXDe la feria. Salterio II

26 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén



Himno: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR

Te damos gracias, Señor, porque has depuesto la ira y has detenido ante el pueblo la mano que lo castiga. Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija. Y sacaremos con gozo del manantial de la Vida las aguas que dan al hombre la fuerza que resucita. Entonces proclamaremos: «¡Cantadle con alegría! ¡El nombre de Dios es grande! ¡Su caridad infinita! ¡Que alabe al Señor la tierra! Cantemos sus maravillas. ¡Qué grande, en medio del pueblo el Dios que nos justifica!». Amén.



SALMODIA

Ant. 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO.

Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado. Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Señor, Dios mío. ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.



Ant. 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20

Yo pensé: «En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo; me privan del resto de mis años.» Yo pensé: «Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo. Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores. Como un tejedor devanaba yo mi vida, y me cortan la trama.» Día y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estas acabando. Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí! Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados. El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. Los vivos, los vivos son quienes te alaban: como yo ahora. El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad. Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.



Ant. 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.

Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.

¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión, y a ti se te cumplen los votos, porque tú escuchas las súplicas. A ti acude todo mortal a causa de sus culpas; nuestros delitos nos abruman, pero tú los perdonas. Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo. Con portentos de justicia nos respondes, Dios, salvador nuestro; tú, esperanza del confín de la tierra y del océano remoto; Tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; tú que reprimes el estruendo del mar, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos. Los habitantes del extremo del orbe se sobrecogen ante tus signos, y a las puertas de la aurora y del ocaso las llenas de júbilo. Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales; riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; coronas el año con tus bienes, las rodadas de tu carro rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría; las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.



LECTURA BREVE 1Ts 5, 4-5

No viváis, hermanos, en tinieblas para que el día del Señor no os sorprenda como ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.



RESPONSORIO BREVE

V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

R. Espero en tu palabra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.



PRECES

Bendigamos a nuestro Salvador, que con su resurrección ha iluminado el mundo, y digámosle suplicantes: Haz, Señor, que caminemos por tu senda.

Señor Jesús, al consagrar nuestra oración matinal en memoria de tu santa resurrección, te pedimos que la esperanza de participar de tu gloria ilumine todo nuestro día.

Te ofrecemos, Señor, los deseos y proyectos de nuestra jornada: dígnate aceptarlos y bendecirlos como primicia de nuestro día.

Concédenos crecer hoy en tu amor, a fin de que todo concurra para nuestro bien y el de nuestros hermanos.

Haz, Señor, que el ejemplo de nuestra vida resplandezca como una luz ante los hombres, para que todos den gloria al Padre que está en los cielos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros: Padre nuestro...



ORACIÓN

Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación: concédenos la abundancia de tu gracia para que preparemos, delante de ti, sendas de justicia y de paz. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén. 

lunes, 25 de octubre de 2010

Cargar con la cruz

La idea de cargar con la cruz, no es simplemente ir al confesionario a confesarse.
Cargar con la cruz quiere decir aceptarnos pecadores, sabernos necesitados de Dios.
Es decir, llevar en nuestros cuerpos el morir al pecado de Cristo, para que ...se manifieste en nosotros la salvacion de Cristo que no viene de nosotros.
Eso es algo mas grande y maravilloso que la seudopaz de los new age, es una paz verdadera y eterna.

Laudes - lunes 25 de octubre de 2010

LAUDES - Oración de la mañana

TIEMPO ORDINARIO

LUNES DE LA SEMANA XXX

De la feria. Salterio II 25 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA



Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén



Himno: ALFARERO DEL HOMBRE, MANO TRABAJADORA

Alfarero del hombre, mano trabajadora que, de los hondos limos iniciales, convocas a los pájaros a la primera aurora, al pasto los primeros animales. De mañana te busco, hecho de luz concreta, de espacio puro y tierra amanecida. De mañana te encuentro, vigor, origen, meta de los profundos ríos de la vida. El árbol toma cuerpo, y el agua melodía; tus manos son recientes en la rosa; se espesa la abundancia del mundo a mediodía, y estás de corazón en cada cosa. No hay brisa si no alientas, monte si no estás dentro, ni soledad en que no te hagas fuerte. Todo es presencia y gracia; vivir es este encuentro: tú, por la luz; el hombre, por la muerte. ¡Que se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte dejar tanta hermosura en tanta guerra! Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.



SALMODIA

Ant. 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO.

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos, y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja, te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas me han arrollado.

De día el Señor me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza del Dios de mi vida.

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo?

Se me rompen los huesos por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan: «¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro,
Dios mío.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?



Ant. 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.

Cántico: SUPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36, 1-7. 13-16

Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero, para que sienta tu poder.

Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, l
ugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad y al templo de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.



Ant. 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.



LECTURA BREVE Jr 15, 16

Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba;
tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón,
porque tu nombre fue pronunciado sobre mí,
|Señor, Dios de los ejércitos!



RESPONSORIO BREVE

V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

V. Cantadle un cántico nuevo.

R. Que merece la alabanza de los buenos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David,
su siervo, según lo había predicho
desde antiguo por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.



PRECES

Demos gracias a nuestro salvador que ha hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, y digámosle:
Consérvanos, Señor, en tu servicio.

Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu sacerdocio:
haz que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables al Padre.

Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu Santo:
comprensión, bondad, amabilidad.

Que la luz de la fe ilumine este nuevo día
y que durante el mismo caminemos por las sendas del amor.

Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
y les ayudemos a progresar en su salvación.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...



ORACIÓN

Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día:
danos tu ayuda para que no caigamos hoy en pecado, sino que nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén. 

domingo, 24 de octubre de 2010

Laudes - domingo 24 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO DE LA SEMANA XXX

Propio. Salterio II 24 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia
dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
más grande que todos los dioses:

Tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros
su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén



Himno: CRISTO, EL SEÑOR

Cristo, el Señor, como la primavera, como una nueva aurora, resucitó. Cristo, nuestra Pascua, es nuestro rescate, nuestra salvación. Es grano en la tierra, muerto y florecido, tierno pan de amor. Se rompió el sepulcro, se movió la roca, y el fruto brotó. Dueño de la muerte, en el árbol grita su resurrección. Humilde en la tierra, Señor de los cielos, su cielo nos dio. Ábranse de gozo las puertas del Hombre, que al hombre salvó. Gloria para siempre al Cordero humilde que nos redimió. Amén.



SALMODIA

Ant. 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo:
no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor q
ue confiar en los magnates.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina. O

rdenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Aleluya.



Ant. 2.
Cantemos un himno al Señor nuestro Dios.
Aleluya.

Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Cantemos un himno al Señor nuestro Dios.
Aleluya.



Ant. 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.

Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Alabad al Señor por su inmensa grandeza.
Aleluya.



LECTURA BREVE Ez 36, 25-27

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.



RESPONSORIO BREVE

V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

V. Pregonando tus maravillas.

R. Invocando tu nombre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El publicano, quedándose a cierta distancia y sin levantar los ojos, se daba golpes de pecho e iba repitiendo: «¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador!»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
El publicano, quedándose a cierta distancia y sin levantar los ojos, se daba golpes de pecho e iba repitiendo: «¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador!»



PRECES

Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.

Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida.

Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.

No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal, antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.

Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir: Padre nuestro...



ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén. 

SANTORAL: 23 DE OCTUBRE "SAN JUAN de CAPISTRANO" (1386-1456)

Nació en Capistrano, en Abrucio, Italia, hijo de un barón alemán y de una mujer de la región.

El padre de San Juan Capistrano había llegado al reino de Nápoles con la corte de Luis I Anjou de Hungría y Polonia, y murió cuando su hijo era aún pequeño.

...Juan se destacó por su facilidad para los estudios y por su inteligencia, y esto lo demostró al graduarse de jurisprudencia por la Universidad de Perugia y convertirse en juez de esa ciudad a los 26 años.

Con el futuro por delante, llegó a estar comprometido con la bella hija de un conde.
En 1415, sin embargo, debido a los desmanes de las guerras civiles en las ciudades italianas, San Juan de Capistrano fue arrojado a un calabozo.

Durante el tiempo que pasó prisionero, San Juan experimentó una profunda conversión. Al ser liberado finalmente, deshizo su compromiso matrimonial, y fue su deseo volverse franciscano.

San Juan de Capistrano ingresó al monasterio de Monteripido, donde fue discípulo y amigo de San Bernardino de Siena, quien con el tiempo le hizo advertir sus talentos como predicador.

Luego de ser ordenado sacerdote hacia 1420, y de una breve estancia en la corte del papa Martín V en Mantua, San Juan Capistrano comenzó con gran éxito su labor de predicador popular e inquisidor itinerante.

Su principal interés, junto con el de su cofrade, era el fortalecimiento del papado, que se había visto debilitado por cismas en esos tiempos. A ello dedicó gran parte de sus viajes misioneros.
San Juan de Capistrano participó también en la reforma de la Orden Franciscana de 1446.
Más adelante, el papa Nicolás V le encomendó proseguir su labor de predicador por una zona de Europa que había quedado dañada espiritualmente; en concreto: Alemania, Austria, Bohemia, Polonia y los Países Bajos.

San Juan de Capistrano predicó durante 40 años todos los días, dejando a sus escuchas encantados con sus palabras.
Fundó hospitales, organizó trabajos sociales, y a la vez fue consejero espiritual de diversos gobernantes y poderosos.

De él se conservan copias de muchas de sus prédicas, así como una cuantiosa correspondencia y escritos sobre teología moral.

Parte de su vida abogó por que se emprendiera una cruzada religiosa contra los turcos; con sus sermones para alentar a los combatientes contribuyó en parte a la victoria de la cristiandad en la batalla de Belgrado, en 1456, por lo que se le consideró “Salvador de Europa”.

Al encontrarse en Ilok, Hungría, actualmente Croacia, falleció San Juan Capistrano de tifo, y fue enterrado en la iglesia franciscana de ahí.
Su tumba fue saqueda en 1526 a causa de las guerras de la Reforma, y sus reliquias se perdieron.
En 1690, San Juan de Capistrano fue canonizado por el papa Alejandro VIII.
Es el santo patrono de los juristas y abogados.
Se le representa iconográficamente con una bandera de Cruzado.

viernes, 22 de octubre de 2010

SANTORAL: 22 DE OCTUBRE "SAN ABERCIO DE HIERÁPOLIS" (¿?-¿200?)


SANTORAL: 22 DE OCTUBRE "SAN ABERCIO DE HIERÁPOLIS" (¿?-¿200?)
Nació probablemente en el primer cuarto del siglo II, en algún lugar del Imperio Romano.

De San Abercio conocemos su nombre romano, Abericus Marcellus, y que fue obispo de Hierápolis, capital de Frigia, lo que actualmente es una ciudad en ruinas cerca de Pamukkale, en Turqu...ía.

La tradición cuenta que a los 72 años de edad fue llamado a Roma por el emperador Marco Aurelio para que exorcizara a su hija Lucilla de unos demonios que la habían poseído.

El éxito en esta labor es el tema de una biografía de San Abercio de Hierápolis escrita en el siglo IV, en la cual se mezclan hechos fantásticos y actos que conocemos de la vida de otros santos.

Por lo anterior, durante muchos siglos se creyó que San Abercio había existido únicamente en la leyenda.
Sin embargo, en 1882 el arqueólogo William Ramsay descubrió los fragmentos de un epitafio, que logró reconstruir.

La pieza arqueológica, donada al papa León XIII con motivo de su Jubileo, es sin duda anterior al año 216, y presenta uno de los textos más preciados para la historia de la Cristiandad, pues se trata de un testimonio patente de la difusión de la fe en esa época tan remota.

El epitafio fue redactado por el propio San Abercio antes de morir, y en él describe a grandes rasgos su origen, su vida, su llamado a Roma y los viajes que realizó hasta las llanuras de Siria y el Éufrates: “…llevando a [San] Pablo conmigo, la fe fue mi guía en todas partes…”.
Una de las partes más conocidas de este tesoro, que se encuentra actualmente en el Museo della Civiltà Romana, dice más o menos: “Soy discípulo del casto pastor que lleva a pastar a su grey de ovejas por montes y por llanos.”

Obispo Octubre 22

Algunos que sólo ven lo que ven tienen la manía de poner en tela de juicio todo aquello que escapa a su visión y así les va por la vida; no ven más allá de sus narices y se pasan el tiempo mostrando una aversión malsana contra todo lo que no pueden experimentar, pesar, medir, tocar, meter bajo la lente del microscopio, o aplicar la prueba del carbono 14. Se podría decir que son unos desconfiados.



Si tengo que hablar de cómo se comportan con la Iglesia, afirmo que son terribles, implacables. Y es que según su modo de pensar (dicen que no hay realidad que no pueda explicarse por la razón), acaban sin llegar a conocerla de modo completo, ya que ella es sobrenatural en su comienzo, en su misión, en sus medios, y en su fin. ¡Cómo se va a explicar al Espíritu Santo y toda su acción con la limitada cabeza de los hombres! A lo más que llegan es a dar una visión parcial -por tanto equivocada y errónea- de la Iglesia que se ve: dirán que es un grupo filantrópico, o un club de ingenuos que se dejan engañar, una rama de discapacitados a punto de extinguirse, cuando no un grupo de presión al servicio de no se sabe qué fuerzas políticas o intereses de los hombres.



Al toparse con la realidad de los santos se pierden, porque algunas de las reacciones de estos hombres y mujeres, sus modos de vivir, incluso esas realidades que se llaman milagros que algunos de ellos hicieron, son imposibles de encorsetarse dentro de los moldes comunes con los que uno de ordinario se maneja. No tienen remedio. Y mira que los veinte siglos que se les lleva de delantera por el mundo podía ser ya una razón que les diera garantía. Pero no les valen las razones. Esta casta de sabihondos racionalistas los hubo antes y los hay ahora. No aprenden.



Dicen que valoran la razón y, a veces, lo que termina por suceder es que, en su empecinamiento, acaban por decidir en contra de la misma razón.



Y si no, veamos lo que pasó con San Abercio.



Fue un Obispo de Hierápolis en la segunda mitad del siglo II y comienzos del III. Allí desempeñó su misión de pastoreo de sus fieles, aunque trotó algo por el mundo también. Fue tan celoso de los intereses de Dios y tan enamorado del bien para los hombres, que Dios lo utilizó como un apto instrumento evangelizador para transmitir fidelísimamente la doctrina de Jesucristo. Resulta que a Dios le pareció conveniente para los hombres hacer, a través del santo obispo de Hierápolis, obras a su medida, que lógicamente no son explicables para la inteligencia humana sin recurrir a la fuerza de Dios. Como refieren las memorias que San Abercio hizo algunos de esos milagros y los racionalistas no supieron encontrar una explicación a la medida humana, no sólo negaron los milagros afirmando que era una invención, sino que llegaron incluso a negar la existencia de San Abercio. Y total, porque se enfrentó públicamente contra los cultos idolátricos, destrozó los ídolos y salió ileso de su acción cosa que provocó la catequezación y bautismo de muchos; porque dio la vista instantáneamente a una matrona ciega llamada Frigela; porque curó a cantidad de enfermos y lisiados que recurrían a él en demanda de auxilio a entremedias de sus catequesis y porque, sobre todo, expulsaba exitosamente y con relativa frecuencia al demonio de los posesos, entre ellos a la mismísima hija del emperador.



Todo esto les pareció demasiado; a falta de pruebas fehacientes después de dieciséis siglos, dijeron que ni siquiera existió San Abercio, se mofaron de la Iglesia y descansaron tan tranquilos hinchados de razones.



¡Qué lástima —para ellos- que la arqueología de finales del siglo XIX, justo por W. M. Ramsay, haya descubierto cerca de Esmirna y en el lugar del emplazamiento de la antigua Hierápolis la tumba de un tal Abercio, obispo de Hierápolis, cuyo epitafio grabado en piedra y en griego resume la historia del santo!

Laudes - viernes 22 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

VIERNES DE LA SEMANA XXIX

De la feria. Salterio I 22 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO
Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres
me pusieron a prueba y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Himno: EDIFICASTE UNA TORRE
Edificaste una torre para tu huerta florida; un lagar para tu vino y, para el vino, una viña. Y la viña no dio uvas, ni el lagar buena bebida: sólo racimos amargos y zumos de amarga tinta. Edificaste una torre, Señor, para tu guarida; un huerto de dulces frutos, una noria de aguas limpias, un blanco silencio de horas y un verde beso de brisas. Y esta casa que es tu torre, este mi cuerpo de arcilla, esta sangre que es tu sangre y esta herida que es tu herida te dieron frutos amargos, amargas uvas y espinas. ¡Rompe, Señor, tu silencio, rompe tu silencio y grita! Que mi lagar enrojezca cuando tu planta lo pise, y que tu mesa se endulce con el vino de tu viña. Amén.

SALMODIA
Ant. 1.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant. 2.
Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico:
QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -, él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía, sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas, en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob: «Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos, supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas, que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo, quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor? - No hay otro Dios fuera de mí -.

Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable: «Ante mí se doblara toda rodilla,
por mí jurará toda lengua», dirán:
«Solo el Señor tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant. 3.
Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE Ef 4, 29-32
No salga de vuestra boca palabra desedificante,
sino la que sirva para la necesaria edificación,
comunicando la gracia a los oyentes.
Y no provoquéis más al santo Espíritu de Dios,
con el cual fuisteis marcados para el día de la redención.
Desterrad de entre vosotros todo exacerbamiento,
animosidad, ira, pendencia, insulto y toda clase de maldad.
Sed, por el contrario, bondadosos y compasivos unos con otros,
y perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo.

RESPONSORIO BREVE

V. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Indícame el camino que he de seguir.
R. Hazme escuchar tu gracia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.

PRECES

Adoremos a Cristo, que salvó al mundo con su cruz, y supliquémosle diciendo: Señor, ten misericordia de nosotros.

Señor Jesucristo, cuya claridad es nuestro sol y nuestro día,
haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo.

Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras,
a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos.

Aparta de nuestros pecados tu vista,
y borra en nosotros toda culpa.

Por tu cruz y tu resurrección,
llénanos del gozo del Espíritu Santo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ya que somos hijos de Dios,
oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...

ORACIÓN
Dios misericordioso, que has iluminado
las tinieblas de nuestra ignorancia
con la luz de tu palabra:
acrecienta en nosotros la fe
que tu mismo nos has dado;
que ninguna tentación pueda nunca destruir
el ardor de la fe y de la caridad
que tu gracia ha encendido en nuestro Espíritu.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. 

jueves, 21 de octubre de 2010

Laudes - jueves 21 de octubre de 2010

TIEMPO ORDINARIO

JUEVES DE LA SEMANA XXIX De la feria. Salterio I

21 de octubre



INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.



INVITATORIO

Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
mas grande que todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo, l
a tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén



Himno: CRECE LA LUZ BAJO TU HERMOSA MANO.

Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste,
y suben los hombres matutinos al encuentro de Cristo Primogénito.
El hizo amanecer ante tus ojos y enalteció la aurora,
cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo para poder cantarla. El es principio y fin del universo, y el tiempo, en su caída, se acoge al que es la fuerza de las cosas y en él rejuvenece.

Él es quien nos reanima y fortalece,
y hace posible el himno que,
ante las maravillas de tus manos,
cantamos jubilosos.

He aquí la nueva luz que asciende
y busca su cuerpo misterioso;
he aquí, en la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro.

Envía, Padre eterno,
sobre el mundo el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra
y primogénito de todos los que mueren.
Amén.



SALMODIA

Ant. 1.
Despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.

Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
desperta, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. 1
Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.



Ant. 2.
«Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.

Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. 2
«Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.



Ant. 3.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN.

Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo,
altura hermosa, alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey; entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo: como tu renombre,
¡oh Dios!, tu alabanza llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes, observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. 3
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.



LECTURA BREVE Is 66,1-2

Así dice el Señor:
«El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis construirme? ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del Señor-.
En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»



RESPONSORIO BREVE

V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.

R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.

V. Guardaré tus leyes.

R. Respóndeme, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David,
su siervo, según lo había predicho
desde antiguo por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén

Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.



PRECES

Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y supliquémosle diciendo: Bendícenos y santifícanos, Señor.

Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
acepta los deseos y las acciones de este día.

Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.

Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean
para que logremos así ser imágenes de tu bondad.

En la mañana haznos escuchar tu gracia
y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial:
Padre nuestro...



ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.